Última actualización el 24 de julio de 2024
También pudiéramos llamarle, Terror al último destino, o Miedo a la llegada definitiva. Sin darse cuenta, la persona se siente atrapada en la necesidad imperiosa de armar un viaje tras otro. Las consecuencias psicológicas y económicas pudieran ser alarmantes.
Síndromes de viajeros hay varios, y por supuesto, cada uno de los que se han estudiado provocan un daño biológico o psicológico a la persona que hace las maletas y se aleja. Existe un Síndrome del viajero que se caracteriza por la presencia de diarreas en el viajero. Esta situación ocurre en especial por los alimentos y el agua que se consumen en la región a la cual se viaja. Curiosamente, existe también el Síndrome del Viajero estreñido, provocado por el cambio de alimento y las largas horas en de trayecto.
Síndromes de cuerpo y mente… síndromes de viaje y vida
Otro síndrome con efectos nocivos para la salud es el que se sufre si los viajantes experimentan muchas horas de vuelo en la clase turista de los aviones. Aunque para algunos pudiera ser risible, el Síndrome de la Clase Turista, un término que surgió en la década del 90, se caracteriza por la aparición de trombosis venosa en los pasajeros habituales que vuelan en clase turística.
Otros síndromes de impacto psicológico han sido descritos en numerosas publicaciones. El del Viajero Eterno se refiere a la persona que no logra establecerse de manera definitiva en una región y constantemente está en busca de un sitio nuevo donde emprender vida. Por su parte, el Síndrome del Viajero Stendhal se describe como un padecimiento psicosomático capaz de provocar latidos acelerados del corazón, felicidad, palpitaciones y sentimientos de plenitud. Tanta emoción se debe a la admiración presencial del viajero ante obras de arte y patrimonios de relevante belleza.
¿Y el síndrome que describe el Pánico al fin del viaje, existe?
Puede que seamos los primeros en abordar este concepto, tal vez si, tal vez no, tampoco pecaremos de adelantados. Se ha hablado mucho, desde hace años, acerca del stress post vacacional. Esa sensación de que han terminado las vacaciones, produce en muchos una serie de trastornos que a veces necesitan asistencia médica especializada. Sin embargo, el Pánico del fin de Viaje va más allá de un padecimiento post vacacional, porque provoca que, con el fin de un viaje se inicien los preparativos inmediatos de otro.
El stress post vacacional se calma, el síndrome del pánico al viaje que finaliza desata una obsesiva necesidad de viajar y viajar. Por supuesto el saldo emocional y económico se ven muy comprometidos. Lo que nos atrevemos a llamar como síndrome del Pánico al final del viaje, pudiera parecerse al Síndrome de Wanderlust, o a la Dromomanía, los cuales describen la necesidad de experimentar viajes continuos, matizados por la aventura y la exploración de nuevos lugares del mundo.
Vivir viajando… como los influencers
Andar de hotel en hotel, comiendo en restaurantes y viviendo días de un turismo sin final es ciertamente una tendencia en redes. No pocos influencers viven viajando y por si fuera poco hasta ganan dinero haciéndolo porque sus videos monetizados tienen miles de visualizaciones. Hay quienes se empeñan en decir que ellos son culpables de que una persona tenga miedo a que se le termine el viaje y por eso cae en las garras de la maleta que jamás es guardada, pero no, porque den la sensación de ser los reyes del ocio, los influencers pasan horas y horas produciendo sus publicaciones para ganarse el sustento en las competitivas y efímeras redes sociales.
Entonces, regresa la interrogante: ¿Qué es pánico al fin del viaje… acaso es en verdad un síndrome nuevo?
Miedo, terror, pánico al día a día, a la sana cotidianidad que no es rutina
Es el miedo excesivo e incontrolable a que termine el viaje de ocio, es el pánico al regreso a casa y la reincorporación a las rutinas cotidianas de la vida, es justamente el pánico a las palabras, rutina, hogar, cotidianidad. La persona que sufre de este síndrome no concibe que el viaje es una vivencia ocasional, y que la vida precisa de la estabilidad, el estilo de vida que se desarrolla en un entorno residencial y laboral como pertenencia vital, como arraigo de convivencia social.
Quienes se dejan dominar por el miedo al final del viaje llegan al climax ansioso de estar viajando y en plena estancia turística buscar vuelos, hoteles y restaurantes en internet para un próximo e inmediato destino. El Síndrome del Pánico al fin del viaje tiene un demoledor impacto en las personas que van dilapidando su economía hasta el punto de endeudarse por los llamados tarjetazos para adquirir boletos y reservaciones. El síndrome al final del viaje hace que incluso antes del primer día de paseo ya estemos sufriendo y nos angustiemos por el hecho de que se vaya a acabar.
La rutina no puede dominar nuestra vida cotidiana, es muy cierto, pero también es cierto que viajar no puede convertirse en una rutina que nos afecte económicamente y nos impacte emocionalmente. Los hastíos cotidianos deben remediarse con estilos renovados y metas del día a día, no con un viaje tras otro.